La ivermectina es una lactona macrocíclica, considerada como uno de los fármacos más importantes usados en medicina humana y veterinaria para el control de infecciones parasitarias, siendo el actor principal del premio nobel en fisiología y medicina del 2015, 45 años después de su descubrimiento.  Este descubrimiento fue llevado a cabo en 1970, cuando el microbiólogo Japonés Satoshi Omura recolectó una muestra del suelo en la costa de Honshu, aislando una bacteria gram positiva, que describió como una especie desconocida de Streptomyces, la cual fue enviada a William Campbell en Merck. Estas muestras, resultaron tener actividad contra un nematodo de los ratones conocido como Nematospiroides dubius, hoy denominado Heligomosoides polygyrus. 

Una vez fueron purificados los componentes activos de esta bacteria fueron aisladas las lactonas macrocíclicas, llamándolas avermectinas (por la bacteria Streptomyces avermitilis). El término “avermitilis” quiere decir ausencia de gusanos. Posteriormente y dada su potencia descubierta contra los nematodos, se adoptó el término endectocida, encontrando también que presentaba actividad contra algunos ectoparásitos. Así, el primer fármaco con esta formulación fue introducido a la salud animal por Merck & Co. en 1981 y a partir de este año el mercado se inundó, siendo la ivermectina el producto en animales más vendido en el mundo. Desde entonces, se han desarrollado la eprinomectina para aplicación tópica en animales de granja con actividad prolongada y sin tiempo de retiro en leche y la selamectina para aplicación pour on en pequeñas especies y un mayor margen de seguridad. Otras lactonas macrocíclicas nacieron posteriormente, siendo la moxidectina y la milbemicina oxima derivadas de otro tipo de Streptomyces. De esta manera, las lactonas macrocíclicas, pero particularmente la ivermectina, se ha mantenido muy fuerte en la industria veterinaria para el control de gusanos intestinales, con utilidad también contra el nematodo pulmonar (Dictyocaulus), las garrapatas y los ácaros. En medicina de pequeñas especies por ejemplo, el uso contra ácaros del tipo Sarcoptes y Otodectes ha sido muy documentado. Sin embargo hoy por hoy, muchos médicos veterinarios aplican con éxito el tratamiento oral de ivermectina en pacientes diagnosticados con Demodex. Las formulaciones para perros a base de ivermectina con principios activos como el pirantel o el fenbendazol, también son muy comunes debido a sus excelentes resultados. La prevención del gusano del corazón, Dirofilaria immitis, también ha sido documentada durante la fase larvaria del parásito. Para la industria ovina y equina, también ha sido de gran eficacia y utilidad. 

Aun cuando se evidenció tanto potencial para el mercado veterinario, la ivermectina al comienzo no generó tantas expectativas para la salud humana. Sin embargo y debido a su eficacia contra los nematodos filariales, la oncocercosis y otros nematodos, el Dr. Roy Vagelos, CEO de Merck & Co, realizó una gran donación para el empleo de la ivermectina en personas. Este programa de donación inició en 1987 (se denominó Programa de donación de Mectizan), tiempo desde el cual se han logrado más de 1400 millones de tratamientos para el control y eliminación de la oncocercosis y más de 1200 millones de tratamientos administrados con albendazol han sido donados por otros laboratorios. Todos estos resultados, han convertido a la ivermectina en un tratamiento confiable y a pesar de que existen algunos reportes de resistencia, continúa y seguirá siendo por mucho tiempo un fármaco muy seguro y eficaz en muchas especies animales.

Marco Leal García MV. MSc. para Laboratorios ERMA

Literatura citada:

  • Roz Laing,1, Victoria Gillan,1 and Eileen Devaney. Ivermectin – Old Drug, New Tricks? Trends Parasitol. 2017 Jun; 33(6): 463–472.